lunes, 7 de marzo de 2011

Implicaciones de las Teorías de Lawrence Stenhouse en la Educación Costarricense


            En todo proceso educativo, el currículo y la política educativa que enmarca a la educación en general, son elementos indispensables y que van muy de la mano con el quehacer de los docentes, el aprendizaje de los educandos, incluso con los intereses de la comunidad en general. Es en este sentido, que Don Eduardo Dorian en su Política Educativa “Hacia el Siglo XXI”, plantea que no se puede imponer en un sistema educativo nacional, una política educativa, y por ende el currículo en que se encuadra el proceso; sino que debe ser una proceso en el que la comunidad en conjunto con los docentes y los estudiantes, en conjunto con las autoridades del Ministerio de Educación Pública, que deben formular, plantear, estructurar y encaminar dicha política educativa.
            Contradictoriamente, en Costa Rica, la educación se rige bajo esta política educativa “Hacia el siglo XXI” impuesta por el Ex – Ministro de Educación Pública de Costa Rica, don Eduardo Dorian. Dicha política, en la puesta en práctica dentro de las aulas, camina  en una dirección contraria a las Teorías propuestas por el pedagogo Lawrence Stenhouse, a pesar de establecer (solo en las páginas escritas de la Política Educativa) que la educación costarricense es humanista, racionalista y constructivista.
            Como lo proponen Campos y Chinchilla (2009), en su artículo, las universidades deben proponer programas debidamente estructurados de forma que a los educadores se les enseñe, no solo el conocimiento necesario, sino a realizar investigación permanente, como parte de su desarrollo profesional. Incluso mencionan que “la investigación es una función clave de la universidad, pues de ella se deriva el conocimiento que permite contribuir con el desarrollo social” (Campos y Chinchilla, 2009, p. 17)
            Es en este norte que apunta la teoría lawrenciana, que la educación sin investigación por porte de los docentes, muy de la mano con los educandos, permite redefinir el currículo, y por ende establecer prácticas educativas que se ajustan a las necesidades de los estudiantes y la comunidad en general (Cavidad y Calderón, 2004). Sin embargo, para que esto se pueda llevar a cabo dentro de la educación costarricense, es necesaria una reestructuración de la Política Educativa aún vigente.
Sin embargo, la situación actual de la educación en Costa Rica, no es excusa para que los docentes no realicen cambios desde su propio quehacer en conjunto con los estudiantes, ni exime a las universidades y centros de educación superior de la responsabilidad de educar en la investigación; ni mucho menos que los profesores se amparen bajo argumentos como el del problema educativo para no realizar investigaciones educativas competentes que permitan un enriquecimiento del proceso enseñanza–aprendizaje. Como la plantea Stenhouse, que la investigación es parte innata del quehacer de todo profesional, y que esto lo conduce a mejorar su trabajo y su calidad de vida; específicamente en la educación, permite mejorar el currículo, para que deje de ser tan cuadrado y cerrado, y pase a ser flexible y dinámico.

Bibliografía

Campos, J., & Chinchilla, A. (2009). Reflexiones Acerca de los Desafíos en la Formación de Competencias para la Investigación en Eduación Superior. Actualidades Investigativas en Educación , 1-21.
Cavidad, A. M., & Calderon, I. (2004). Análisis del Concepto Enseñanza en las Teorías Curriculares de Lawrence Stenhouse y José Gimeno Sacristán. Eduación y Pedagogía , 143-152.


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